martes, 4 de mayo de 2010

TERCER PASO

TERCER PASO
Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios tal como nosotros lo concebimos.

Por consiguiente, nosotros los que somos neuróticos anónimos podemos considerarnos afortunados. Cada uno de nosotros ha librado su propio combate con el conflicto de la vanagloria de la propia rectitud y ha sufrido ya bastante en el encuentro para desear encontrar algo mejor. De manera que es por las circunstancias y no por la virtud por lo que hemos llegado a N.A., hemos admitido la derrota, hemos adquirido los rudimentos de la fe, y ahora queremos tomar la decisión para poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de un Poder Superior.

Así es que, exactamente, ¿cómo puede, la persona que está dispuesta, poner su vida y su voluntad al cuidado de un Poder Superior? Hemos visto que ha comenzado a hacerlo al confiar en N.A., para la solución de su problema emocional. Por ahora, lo más probable es que se haya convencido de que tiene otros problemas además del emotivo, y de que hay algunos que no puede resolver ni con toda la determinación y el valor de que es capaz. Sencillamente no puede cambiarlos; lo hacen desesperadamente infeliz y amenaza su recién lograda tranquilidad. Nuestro amigo todavía es víctima del remordimiento y del sentimiento de culpabilidad cuando piensen en el ayer. La aflicción lo domina cuando piensa en aquellos a quienes todavía odia o envidia; su inseguridad económica lo preocupa hasta enfermarlo y el pánico lo domina cuando piensa en todas las puertas que su conducta le ha cerrado. ¿ Y cómo va a arreglar ese lío que le hizo perder la estimación de su familia y distanciarse de ella? Con su valor solitario y sin ayuda de nadie no lo logrará. Seguramente que ahora necesita depender de algo o de alguien.

Entonces, se nos aclara que otros pasos del Programa de N.A., sólo se pueden practicar con éxito cuando se ha ensayado el Tercer Paso con empeño y perseverancia. Esta afirmación puede sorprender a los recién llegados que no han experimentado más que una continua desilusión y una creciente convicción de que la voluntad humana no vale nada. Se han persuadido, con razón, de que además del problema emocional, muchos otros no podrán vencerse únicamente con una valerosa embestida, si esta fuerza proviene del individuo aislado. Pero ahora, parece que hay ciertas cosas que sólo el individuo por sí mismo puede hacer. Por sí, solo y de acuerdo con sus circunstancias particulares, necesita desarrollar la cualidad de la buena voluntad, cuando adquiere la buena voluntad sólo él mismo podrá decidirse a esforzarse. Tratar de lograrlo es un acto de su propia voluntad. Todo los Doce Pasos requieren un esfuerzo individual sostenido para poder amoldarse a sus principios y así, a la Voluntad de Dios.
 (fragmentosdel tercer paso)

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