martes, 27 de abril de 2010

LA CULPA


LA CULPA
La culpa, a veces se me ha presentado como un sentimiento en bruto. Algo así como un estigma, algo que me hace sentir el ser más indigno y repudiable del mundo.
Pero en realidad, descubro que evidencia una inconsciencia del defecto de carácter, que generé, en tal o cual situación mi estado culposo.
Una vez que pude aislar este defecto de carácter, (que generó a la culpa) ser consciente de él, recién fue ahí cuando lo pude analizar y trabajar en particular. Aún así la magnitud de la culpa pudo ser importante y crear una gran congoja. Quizá porque vi los resultados de mis acciones, quizá porque el daño causado fue grande, o las derivaciones lastimaron a terceros muy profundamente, quizá siendo ellos inocentes en la situación. El pedir disculpas, si fue el caso, pudo ayudar. Otras veces, se pudo reparar la situación o no. Pero la culpa es un sentimiento propio, personal, íntimo, privado. El verdadero perdón me lo debo dar primero a mí mismo. Si no comprendo que por defectos de mi carácter, es que se generan ciertas situaciones que luego me provocan culpas, estoy condenado a hermanarme con este sentimiento en forma peligrosa
y permanente. Por eso creo que la culpa es como un sentimiento primigenio, en bruto, que hay que trabajar, descascarar como quien pela una cebolla aunque irrite. Esla alarma dolorosa que me indica una vez más, que mi neurosis me ha traicionado.
Pero viéndole el lado positivo, que por cierto lo tiene para mi recuperación, fui tratando de usar la culpa para analizar qué área, qué zona característica y sobresaliente o faltante de mi carácter, influyó generando luego la culpa. Mientras más puede desmenuzar la situación, siempre buscando mi defecto de carácter, tratando de no castigarme ni justificarme, intentando ser objetivo y desapasionado, más cerca estuve de hallar la respuesta
1 Y también me sirvió para conocerme un poco más, lo que hoy me permite, en alguna medida, tener presente el, o los defectos de carácter intervinientes en mí, para el futuro. Aún no siendo fácil el desprendimiento emocional en el análisis de la situación, puede llegar a ser imprescindible para avanzar en el cuarto paso con serenidad.
El pasado fue, la situación fue, sus resultados ahí están. El único provecho es usar todo esto para la recuperación personal.
Mientras más consciente pueda ser de la situación con respecto a mis defectos de carácter, su aparición e ingerencia en mi vida, más posibilidades tendré de trabajarlos y de reducir culpas, recordando siempre que el proceso de recuperación es constante. El tiempo transcurrido, o algún nivel de recuperación adquirido no es “garantía”. En ocasiones he llegado a pensar que las reuniones la lectura de la literatura, práctica del programa y el servicio, me daban una especie de salvoconducto infalible en mi estabilidad emocional, y no es así.
Es sorprenderte ver como la enfermedad está agazapada y descarga el zarpazo, a veces en forma tan sutil que, en ocasiones se disfraza de justificación, o descorazona y abate irremediablemente.
La paciencia aparece entonces como herramienta indispensable.
Cuando se ha aislado el defecto de carácter principal en cuestión y se decide trabajar sobre él, se puede estar en esa tarea por largo tiempo. Es posible que la fatiga, la rutina y los aconteceres de la vida misma vayan distrayendo. La tarea es larga con toda seguridad, y son naturales las
“Vacaciones” periódicas en ese trabajo.
En la curva de la enfermedad emocional, que se puede ver en las páginas de a literatura de N/A, aparecen ciertas mesetas o planicies que justamente son momentos en que no se avanza ni se retrocede. Pero, si globalmente y en general se está “alerta”, los resultados van a aparecer. La toma de conciencia del defecto de carácter, permite ver con más claridad, cuándo y en qué situaciones tiende a aparecer, bajo que formas, si es posible o no alejarse de la situación que lo provoca, y qué medida tomar para manejarlo mejor.
Entonces uno ya no queda retorcido en la culpa como único y gran sentimiento inútil. Pasa a ser solamente un papel que envuelve un gran paquete, al cual se va aprendiendo, sino a eliminarlo en su totalidad, a manejarlo mejor.
La culpa, según mi humilde entender, me “avisa”, con sabor amargo que mi neurosis ha hecho otra vez de las suyas, y que debo seguir trabajando con mi enfermedad, sin pretender la perfección, lógicamente, pero en pos de una recuperación constante y paulatina. 

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