...Ahora veamos al individuo lleno de fe pero que vive desequilibrado emocionalmente.
Cree que es devoto. Observa escrupulosamente las fórmulas religiosas. Está seguro de que cree en Dios, pero sospecha que Dios no cree en él. Hace promesas y más promesas. Después de cada promesa no sólo vuelve a sentirse mal sino que su situación empeora progresivamente. Valientemente trata de luchar con sus nervios con la ayuda de Dios, pero esa ayuda no llega. ¿Qué es lo que pasa entonces?.
Para los eclesiásticos, los doctores y para las familias, el neurótico con buenas intenciones es un enigma desconsolador
. Para N.A. no lo es. Muchos de nosotros hemos estado en las mismas circunstancias y hemos encontrado la solución al enigma. La solución depende de la calidad más que de la cantidad de la fe. Esto no lo veíamos. Creíamos ser humildes cuando en realidad no lo éramos. Creíamos que tomábamos con seriedad la práctica de nuestra religión cuando en realidad sólo éramos superficiales. O pasando al otro extremo, nos estábamos revolcando en un sentimentalismo al que confundíamos con un sentimiento religioso verdadero. En ambos casos pedíamos algo a cambio de nada. El hecho es que no habíamos allanado el camino para que la gracia de Dios llegase a nosotros y nos librase de nuestra enfermedad. No habíamos profundizado en la raíz de nuestros defectos, ni habíamos reparado los daños que les causamos a otros, ni habíamos dado sin esperar una recompensa. Ni siquiera habíamos orado como es debido. Siempre habíamos dicho: "Concédeme mis deseos" en vez de "Hágase tu voluntad". No entendíamos lo que es el amor a Dios y el amor al prójimo. Por consiguiente, nos engañábamos a nosotros mismos y no teníamos la capacidad para recibir la gracia que nos devolviera nuestro juicio.
Son muy poco los neuróticos que tienen siquiera una idea de lo irracionales que son
o que, si se dan cuenta de ello, puedan enfrentarse al hecho. Algunos aceptan que se les clasifique como nervioso pero no soportan la idea de que son enfermos espirituales. Los apoya en su creencia, un mundo que no sabe la diferencia entre un enfermo mental y un enfermo espiritual. Cordura quiere decir juicio sano. Sin embargo, si un neurótico analiza juiciosamente su conducta destructiva, ya sea que haya destrozado los muebles de su casa o sus fibras morales, tendrá que reconocer que no obró con juicio sano.
Porsion del
SEGUNDO PASO Llegamos al convencimiento de que solo un Poder Superior a nosotros a mismos podría devolvernos el sano juicio.
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